Tatuar es “dejar huella”
Subtítulo
1) Cuando vamos caminando por la calle no somos conscientes de que mucha gente
que camina a nuestro lado tendrá alguna marca en su cuerpo. No nos lo
planteamos porque es algo habitual hoy en día. Sin embargo, detrás de esa
“marca” hay algo más. Hay una gran historia, hay un pasado, hay un inicio.
Subtítulo
2) “Una imagen dice más que mil palabras”. Lo mismo sucede con un tatuaje. Un
dibujo en nuestra piel puede explicar mucho más de nosotros que si lo dijésemos
con palabras.
Subtítulo 3) El diccionario de la Real Academia
Española define la palabra “tatuar” como la acción de “grabar dibujos en la
piel humana, introduciendo materias colorantes bajo la epidermis, por las
punzadas o picaduras previamente dispuestas” o la acción de “marcar,
dejar huella en alguien o algo”. Y es en esta segunda acepción en la que recae
el verdadero sentido de la palabra. En el “dejar huella”.
Dejar huella
Al contrario que la idea
extendida de que “un tatuaje tiene que tener un significado”, Alba Castro
Samaniego, tatuadora de profesión, ofrece otro punto de vista. Afirma que antes
de tatuar procura que sus clientes no den mucho sentido a sus tatuajes. No hay
que marcar de forma precipitada un momento de nuestras vidas porque al final se
acaba dotando a ese momento de una importancia que realmente no tiene.
Sin embargo, Ibai García Romero cuenta
que en la actualidad se tatúa cosas que sean importantes para él. Asegura que
“la sensación es distinta”. Explica que cuando te haces un tatuaje al que le
das ese valor, sientes una “sensación de paz y alegría”, de haber hecho “algo
que tenías que hacer”.
Respecto a
la labor que ejerce Alba sobre las personas a las que tatúa, comenta que es
algo que ejerce mucha presión sobre ella. “Doy por hecho que cada persona que lleva un tatuaje mío se va a acordar de mí siempre,
por el hecho de que yo hice ese tatuaje. Igual que recuerdas cómo te hiciste
una cicatriz”, explica.
¿Desde
cuándo?
Alba Castro Samaniego y Mikel
López de Vicuña, ambos tatuadores de profesión, coinciden al explicar que no
existen libros que traten sobre la historia el tatuaje. “Siempre que encuentro
alguna librería especializada en arte busco libros de tatuaje y ninguno cuenta
gran cosa, la verdad”, afirma Alba.
Sin embargo, podemos hacernos una idea general acerca de
la antigüedad de esta práctica. En 1991, Erika y Helmut Simon, un
matrimonio de excursionistas, encontraron el cadáver de un hombre mientras
hacían montañismo en los Alpes de Ötztal (Austria). Los forenses que
llegaron al lugar tras haber sido avisados certificaron (bautizada como “Hombre
del Hielo” u Ötzi) que la momia tendría alrededor de 5.300 años de antigüedad.
Pero, ¿qué es lo sorprendente de todo esto? El hombre del Neolítico tenía en su
espalda más de 50 marcas que, según expone el diario online ‘Libertad Digital’,
correspondían a “articulaciones o zonas con heridas, por lo que se cree que
tenían un fin terapéutico”. A pesar de ser empleadas con un fin terapéutico, la
práctica del tatuaje se remonta ya al Neolítico.
¿Quiénes?
Varias culturas son las que han
empleado los tatuajes con distintas finalidades. La revista digital ‘Designboom’ ofrece un
espacio para hablar de la historia del tatuaje y de las diferentes culturas que
lo han practicado.
Egipto
“Los registros escritos, los restos físicos y las obras
de arte relacionadas con tatuaje egipcio han sido ignorados por los egiptólogos
del pasado, influenciados por las actitudes sociales predominantes hacia el
tatuaje”. Sin embargo, en el año 1891 un grupo de arqueólogos descubrió los
restos momificados de la sacerdotisa Amunet, en Tebas. La antigüedad de este
cuerpo femenino se sitúa entre los años
2160 y 1994 antes de Cristo. La sacerdotisa “tenía tatuados sobre su cuerpo
varias líneas y puntos”. Se observó que estas formas componían “patrones
geométricos abstractos”, por lo que
fueron identificados a “prácticas rituales”.
Japón
La evidencia
más antigua de tatuajes en Japón data del año 3000 a.C. Estas evidencias se
traducen en figurillas de barro que fueron halladas en varias tumbas. Las
pequeñas esculturas tenían sus rostros grabados a modo de tatuajes. Se cree que
las personas que se encontraban dentro de las tumbas tenían el rostro tatuado
al igual que las figuras. Por tanto, se determinó que estos amuletos tenían un
significado religioso o mágico, puesto que acompañaban a los muertos en su
“viaje hacia lo desconocido”. La primera prueba escrita acerca de los tatuajes
data del año 297 d.C.
Polinesia
En las
culturas del Pacífico, la práctica del tatuaje tiene un gran valor. Además, es
considerada la práctica “más compleja y habilidosa de la civilización antigua”.
La población polinesia creía que el mana
de una persona está expuesto a través de sus tatuajes (H. Hubert y M. Mauss afirman que el mana “no es simplemente una fuerza,
un ser. Es una acción, una cualidad y un
estado”, que se relacionan con la magia y la espiritualidad”).
En Samoa, la
tradición del tatuaje se aplicaba según el estatus dentro de una misma
población. Los jóvenes eran tatuados al inicio de la pubertad y a través de sus
tatuajes pasaban a formar parte de la vida adulta.
Documental "La Odisea del tatuaje", con el fotoperiodista Chris Rainier.
Nueva Zelanda
Los tatuajes
maoríes son fácilmente reconocibles. La habilidad de sus gentes para tallar la
madera eran trasladas a la hora de tatuar sus pieles.
El tatuaje
facial era un signo de distinción, que informaba acerca de su estatus su estado,
de sus líneas de descendencia y de las
afiliaciones tribales. Asimismo, los tatuajes servían como “marcas de guerra”,
una forma de mantener presente el heroísmo de la guerra.
Indonesia
La isla de Borneo
es uno de los pocos lugares en el mundo donde se sigue practicando el tatuaje
tribal (tal y como lo conocemos en la cultura occidental) como lleva haciéndose
desde hace miles de años. Hasta hace poco muchas de las tribus del interior
tenían poco contacto con el mundo exterior. Como resultado, se han conservado
muchos de los aspectos de su tradicional forma de vida, incluyendo los
tatuajes”.
África
Debido al
color de la piel, en África los tatuajes no son tal y como estamos
acostumbrados a ver. Sin embargo, esto no supone ningún obstáculo para la
población africana. “Ellos han desarrollado otra técnica: las
escarificaciones”. El diseño de estas marcas sigue normalmente “tradiciones
locales”.
Celtas
Los celtas
fueron un pueblo nómada que viajó por Europa Occidental en los años 1200 y 700
antes de Cristo. Poco a poco se fueron asentando en las Islas Británicas.
La cultura
celta se relaciona con el arte corporal. Entonces, la pintura en el cuerpo se
hacía con hierba pastel, dejando dibujos de un tono azulado sobre la piel.
El la
forma del arte celta más común se
denomina knotwork. Se trata de un
diseño formado por líneas gruesas trenzadas entre sí, que simbolizan “los
caminos que sigue la vida”.
México
Cuando
Hernán Cortés llegó a la costa de México en 1519 estaban horrorizados al descubrir
los tatuajes de los nativos mayas. Identificaban estos a prácticas relacionadas
con Satanás.
América del norte
Los escritos
de los jesuitas dieron testimonio de la
práctica del tatuaje entre los nativos americanos. La tribu chickasaw empleaba los tatuajes para
aquellos guerreros que vencían en las guerras. La tribu de los haudenosaunee utilizaban
los dibujos en su piel para establecer jerarquías.
En las regiones árticas de América y Groenlandia, las mujeres el
pueblo inuit llevaban sus rostros,
como símbolo de estado civil.
Marcado de
por vida
Alba
Castro Samaniego afirma que para ella sus tatuajes son como “un lunar más”. Forman
parte de tu cuerpo y simplemente “están ahí”, añade.
Por
otra parte, Mikel López de Vicuña revela que él se hizo un tatuaje a los quince
años y que se arrepiente de él. Por ello afirma que “a esas edades nadie
debería tatuarse”, porque “todavía no estamos formados”, sino que estamos
cambiando continuamente.
“Cuando
te haces un tatuaje tienes que estar seguro. Si surgen dudas, mejor esperar”, explica
Mikel. Su opinión acerca de la gente dudosa e insegura es que no deberían
tatuarse.
Sin
embargo, Iratxe Rodríguez Ginés ofrece otro punto de vista, más nostálgico. Para
ella los tatuajes de su cuerpo tienen un gran valor. Afirma que estar marcada
de por vida es no olvidar. Cree que es una forma de llevar en su piel todo lo
que ha vivido.
En
su muñeca lleva tatuado su nombre. Parece algo simple pero ella da esta
explicación: “Yo tengo que ser yo misma siempre, sino... ¿Qué soy? Pues no soy
nada. Por eso me tatué mi nombre. Mis tatuajes me recuerdan lo que he vivido y
lo que soy. Eso es estar marcada de por vida”.
Aitor Lafuente comparte este punto de vista. Afirma que
“por el simple hecho de hacerte un tatuaje ya tiene una historia”. Ese "me
lo hice con, me lo hice cuando estaba estudiando en, me lo hice porque" es
lo que realmente da valor a un tatuaje.
Mikel López de Vicuña: “Cuando
te haces un tatuaje tienes que estar seguro”
Iratxe Rodríguez Ginés: “Estar marcada de por vida
es no olvidar”
Iratxe Rodríguez Ginés: “Mis tatuajes me recuerdan
lo que he vivido y lo que soy”
Aitor Lafuente: “Por el simple hecho de hacerte un
tatuaje ya tiene una historia”
Alba Ruigómez Ruiz
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